Cambio piedras por estrellas

Hola a todos. Y hola a ti también, cómo no.

El lunes pasado aseguraron en las noticias que de cara al fin de semana haría una temperatura casi veraniega. Para ser concretos, de 25º para arriba. Todo un lujazo en pleno mes de abril. Y claro, mi cabeza no pudo resistirse a imaginarme tirado en una toalla en la playa, jugando la gran final del torneo de palas más importante del mundo y celebrando el resultado de una sudada partida (victoria o derrota, eso daría igual) saltando las olas, mar a dentro, para acabar lanzándome al agua en plancha (o en pancha, mejor dicho). A lo loco, claro que sí.

Sin embargo, a las 11.15 de hoy viernes, las previsiones son que, en todo el fin de semana, la temperatura máxima no pasará de los 18º. Vamos, que en el agua del mar no se va a meter ni Peter. Y yo… ¡menos! Pobre cabecita mía. Qué disgusto le voy a dar cuando se entere que le voy a cambiar los planes…

El caso es que, reflexionando un poco… cómo cambian las cosas de la noche a la mañana. Tus planes o, sencillamente, esas ilusiones que te habías creado en la cabeza, se van al garete por situaciones que no puedes controlar. Algo que, por más que insistas, no puedes dominar. Y, a veces, aunque intentes entenderlo, no puedes.

No sé si os habréis dado cuenta, pero en el último párrafo he dejado de hablar del tiempo meteorológico para hablar de momentos de la vida. De la de cada uno de nosotros. De la tuya. Y de la mía.

Aunque a veces no seamos conscientes, sé que estamos capacitados para hacer prácticamente todo lo que nos propongamos. Siempre y cuando dependa únicamente de nosotros. De verdad. No hay límites. Bueno, sí: una vida. Y cuando ésta acaba ya no puedes hacer lo que querías. O, al menos, eso nos han contado. Así que no nos permitamos el lujo de dormirnos más de la cuenta. Actuemos.

Pero cuando lo que buscas, y te ilusiona, depende de otros factores (en mi metafórico ejemplo hablo de “el tiempo atmosférico”, pero pueden ser, por ejemplo, amigos, compañeros, amores…) ya estás un poco más limitado. Afortunadamente, debo confesar que soy una persona que tropieza y tropieza y tropieza en la misma piedra una y otra vez. Sin embargo, aunque tropiece y tropiece, siempre aprendo. ¡Ya te digo que si aprendo! Ese factor externo, que a veces me tira piedras en el camino, hace que me esfuerce en hacer mejor las cosas. En exigirme más. En superarme a mí mismo. Y con esto no aprendo únicamente para lo que persigo en ese momento y me ilusiona, si no, lo que es más importante, aprendo para la vida.

Lo único que quiero decir con todo esto es que no pasa nada, absolutamente nada, si un plan, un objetivo o un capricho que tenías en mente no sale porque algo o alguien nos pone esa piedra en el camino. Siempre, siempre hay otra alternativa. Es cuestión de tener una mentalidad abierta y positiva. Apuesta por ganar en tu plan principal, claro que sí, pero lo que no voy a permitirte (ni a permitirme) es que dejes de considerar nuevas opciones porque en la primera no hayas salido victorioso.

Además, quién sabe, quizás “el tiempo” (volviendo a hablar metafóricamente) decida volver a cambiar de la mañana a la noche y ese plan que tenías en tu cabecita, y dabas por perdido, puedas finalmente llevarlo a cabo. Eso sí, ahora deberás ser tú quien tome la decisión de llevarlo a cabo o no. Quizás ya no te apetezca porque has descubierto una opción mejor con la que antes, por estar centrado en la primera, no contabas. Y ahora eres feliz.  ;)

XR

Como Pulgarcito, vamos a hacer un camino de piedras para no perdernos. Pero éste es especial, nos llevará de las conclusiones a nosotros mismos:

- Ilusiónate con tus planes imaginarios. No te pongas ningún límite. Quién sabe. Algunas veces sí que se cumplen.

- No tropieces con una piedra que tú hayas tirado. ¿Qué sentido tiene ponerse trabas a uno mismo? Si un camino no te gusta o te incomoda, ve por otro sitio. Con las piedras hazte una montaña y súbete a ella para ver hasta dónde estás dispuesto a llegar.

- No hay excusa. Tú puedes. Cuando conseguir algo puede depender sólo de ti, no me vengas con “esques”. El premio es exclusivo para ti. Nunca lo olvides.

Si algo no depende sólo de ti, no asumas toda la presión. Acabarás agotado y la recompensa, si llega, no la valorarás tanto como esperabas. Porque no tendrás ni fuerzas para celebrarla.

 - Si el sol quiere verte en la playa, que lo demuestre también". Que dé calor y que espante a las nubes. Porque un plan conjunto es cosa de dos.

 - Levántate dos veces por cada tropiezo que tengas. Una para reincorporarte y otra porque te habrás agachado a quitar esa piedra de tu camino para apartarla o, mejor aún, para guardarla y construir esa montaña aún más alta desde la que podrás ver hacia dónde quieres dirigirte.

 - Hay más partidas que longanizas. Si en su día algo no salió y ahora puede volver a salir, decide tú si te merece la pena. No te dejes llevar por “lo que puedo ser y no fue y que ahora sí que puede ser”.
    
 - Y porque Siempre hay una estrella que te lleva donde tú quieras…

xXR



Siempre hay una estrella
(Taxi)




Comentarios

Entradas populares de este blog

No me digas que te bese, porque te besaré

Bajo el volcán... Y con el impulso del huracán

Una más, una menos