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Mostrando entradas de abril, 2013

Y también la lluvia...

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Me gusta que el cielo se emocione y llore. Y haga llorar a muchos de melancolía al recordar algo que pasó en un día como éste. Me gusta esa cortina de agua que se crea y que no nos permite ver tan lejos como de costumbre. Me gusta ver como los limpias acarician ferozmente el parabrisas dibujando ángulos imaginarios de 90º y que desaparecen en milésimas de segundo. Me gusta escuchar los debates de la gente sobre si te mojas más andando o corriendo. Me gusta entrar en un túnel en mitad de la lluvia para sentir, durante un instante, ese momento de silencio y bienestar interior. Salir de ese túnel me gusta todavía más. Me gusta el momento en el que aparco el coche, apago el motor y me dejo llevar, durante no sé cuánto tiempo, por un sonido constante y embriagador.   Me gusta lavar el coche justo el día de antes a que llueva. Bueno, en realidad no me gusta, pero hace que uno se ría de sí mismo y de su mala suerte y eso... Eso siempre es bueno. Me gusta ver a la g

Dependencia maldita…

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Ayer el FC Barcelona, el equipo que mejor fútbol hace en el mundo desde hace varios años (con permiso de la Selección Española), perdió 4-0 en las semifinales de Champions contra el Bayern de Munich. Un serio correctivo ante, todo sea dicho, un grandísimo equipo de casta alemana (Müller, Mario Gómez, Schweinsteiger …) elegancia francesa (Ribery), descaro holandés (Robben) y, algo que siempre ayuda, espíritu ganador español (Javi Martínez).   Obviando el gran partido que hizo el equipo germano, vayamos a lo importante. Es una opinión totalmente subjetiva, pero pienso que muchos coincidirán conmigo. El error del mejor equipo del mundo fue alinear al mejor jugador del mundo, Lionel Messi,  sin estar en condiciones para jugar.   Y no sólo eso. Cualquiera sabe que es la referencia clave del equipo y si él está en el campo, él es el protagonista. Aunque tenga 4 campeones del mundo y de Europa a su lado  y aunque tenga a dos más de esos en el banquillo. Es muy bueno. El mejor, ya l

Venga va, no me hagas el Indie...

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Hola amig@s, En los últimos años han cambiado notablemente mis gustos musicales. Supongo que es algo que nos sucede a todos a medida que vamos creciendo. Nos aburre lo que escuchamos o vemos con asiduidad y buscamos experiencias nuevas. La música, por supuesto, no es una excepción. Yo era carnaza de los 40 principales y, si me apuras, de Cadena Dial. Vamos, pop-rock español, para que os hagáis una idea. Además, soy muy cantarín (que no cantante) y el hecho de que escuchara música española me ayudaba bastante a soltar esos gallitos que tanto espantaban a los que tenía alrededor. En fin, gracias a las recomendaciones de la gente y, por qué no decirlo, también por la curiosidad propia de un servidor, a día de hoy, he consolidado mi nueva preferencia musical: el Indie. Tengo que reconocer que al principio no me gustaba mucho. De hecho, hasta casi echaba pestes de ella. “Que si es de modernos sin personalidad”. “Que si eso es todo ruido”. “Que como mi pop-rock no hay nada”

Dudas infinitas...

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Hola domingueros y domingueras,  El viernes vi el nuevo videoclip de una de las canciones que seguramente más gusten de Supersubmarina: De las dudas infinitas.  Relata una verdad como un templo (en publicidad, a estas "verdades globales" les llamamos Insights) y es la inseguridad de las personas.  Pienso que todos somos inseguros por naturaleza. Unos más y otros menos. Y unos intentan disimularlo y otros intentan exteriorizarlo para que sean otras personas las que decidan por ellos. Los "expertos" dicen que esa inseguridad va desapareciendo con la edad porque vas adquiriendo más conocimientos y puedes ser capaz de tomar decisiones con menor riesgo de equivocarte. Pero yo no estoy de acuerdo del todo. Yo asocio la inseguridad al miedo a hacerte daño y, en algunos casos, a hacer daño a los demás.  Hay una expresión que me repite mi abuela constantemente y siempre me ha hecho gracia, aunque caso le haga más bien poco. Además, tiene mucho que ver c

Cambio piedras por estrellas

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Hola a todos. Y hola a ti también, cómo no. El lunes pasado aseguraron en las noticias que de cara al fin de semana haría una temperatura casi veraniega. Para ser concretos, de 25º para arriba. Todo un lujazo en pleno mes de abril. Y claro, mi cabeza no pudo resistirse a imaginarme tirado en una toalla en la playa, jugando la gran final del torneo de palas más importante del mundo y celebrando el resultado de una sudada partida (victoria o derrota, eso daría igual) saltando las olas, mar a dentro, para acabar lanzándome al agua en plancha (o en pancha, mejor dicho). A lo loco, claro que sí. Sin embargo, a las 11.15 de hoy viernes, las previsiones son que, en todo el fin de semana, la temperatura máxima no pasará de los 18º. Vamos, que en el agua del mar no se va a meter ni Peter. Y yo… ¡menos! Pobre cabecita mía. Qué disgusto le voy a dar cuando se entere que le voy a cambiar los planes… El caso es que, reflexionando un poco… cómo cambian las cosas de la noche a la mañana.