Bajo el volcán... Y con el impulso del huracán
Ayer, inmerso en un año repleto de retos, incluso de retos dentro de esos mismos retos, corrí por primera vez 15 kilómetros del tirón. Sí, la popular 15K de Valencia. Y no es que me guste correr. ¡Qué va! El deporte sí, demasiado, pero correr por correr… ¡Bahhh! Podría afirmar que corrí (y sufrí), y tengo que seguir corriendo (y sufriendo), como reto para conseguir otro reto mayor. De ahí mi primera frase en esta entrada. Pues eso, que no me gusta correr (no estoy seguro si lo había dicho ya antes...) pero me aún me gustan menos, si cabe, correr distancias largas. ¿Por qué? Básicamente porque tienes minutos, muchos minutos, hasta algo menos de una hora y media (que fue mi marca del pasado domingo) para luchar contra tu propia cabeza. Es difícil imaginar la de cosas que te pasan por el coco durante ese tiempo donde estás rodeado de tanta gente y, a la vez… Tan solo. Es algo así como si fueras a terapia a tu propio psicólogo interno que te motiva durante siete segund