Un año son 365 días, tirando por lo bajo.

Buenos días a la antesala del 2014. 

Apenas quedan 8 horas (lo que viene siendo una jornada de trabajo legal o las horas ideales de dormir según los expertos) para que todo nuestro 2013 pase a la historia.

Este año, probablemente uno de los más turbulentos que conozco en política, en economía, en cultura y en todo lo que nos afecta socialmente. De ahí que nuestra actitud y nuestras caras muchas veces hayan cambiado radicalmente de expresión y, es más, hayamos sido capaces de discutir sobre nuestro presente y futuro cuando nunca nos afectaban estas "chorradas de mayores".

A pesar de todo ello, nunca nos olvidemos de lo primordial: nosotros y los que nos rodean somos los más importantes, los que nos hacemos felices. Que nada ni nadie nos quite eso, ni nos cambie, por favor. Hay 365 días al año (y 366 cuando nos regalan uno cada cuatro años, son así de majos) y aun siendo cierto que alguna vez nos llevamos algún que otro "palo", siempre tenemos la oportunidad de cambiar las cosas (y digo cambiar, no recuperar). Siempre. No lo olvidemos. 

Acabo de leer que una amiga ha escrito en su muro de Facebook que "De 2013 no quiero nada". Y tiene un montón de Me gusta. Hoy siento contradecirla porque, aunque la quiero mucho, yo me quedo con todo del 2013, y del 2012, y del 2011... y de cualquier año que pase en este lugar llamado mundo. Sea bueno, sea regular o sea malo, nos hace aprender de la vida y valorar todo lo que tenemos, hemos tenido o deseamos tener. 


Por ello, FELIZ 2013, y previos que se van, y FELIZ 2014, y futuros que vendrán.

(Y si me dicen con qué me quedo de este año, lo tengo claro. Con el 7 y con el 10, y con la suma de ambos).


XR





(Mecano)






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