Dejemos que sigan pasando los taxis

No. Lo confieso. No quiero coger otro taxi. Esta vez no. Ni el siguiente. No cogeré ninguno más.

Ya no quiero coger más taxis de vuelta perdiendo la oportunidad de decir lo que pienso en cada momento, dejando pasar lo que siempre he buscado o, peor aún, perdiendo lo que nunca he llegado a tener precisamente por callarlo una y otra vez. ¿Por qué motivo? ¿Miedo? ¿Respeto? ¡Qué tontería! ¡Qué tonto!

Ahora prefiero helarme de frío con improvisadas sentadas en una escalinata o con paseos eternos hacia cualquier destino incierto en los que poder susurrar, insinuar o gritar cada palabra o gesto que, acertado o no, te lo prometo, será sincero y, por qué no decirlo, una auténtica locura.

¿No sería genial que lo hiciéramos todos? Porque la vida, en realidad, va de eso. De lo contrario, esta maravillosa vida pasa y pasa y no nos damos cuenta hasta que un día es tarde. O bueno, no. En realidad, nunca es tarde para dejarse llevar.

Así que si vuelvo a coger un taxi, te lo prometo, será de ida y... Será contigo. Al fin y al cabo, soy fan de ti. Pero tampoco te he descubierto nada, ¿no? Y una vez dentro, nos preguntarán: "¿hacia qué destino?" ¡Qué importa! Estaremos tú y yo subidos y tendremos todo el tiempo del mundo por delante para decidirlo.

Eso sí, cuando llegue ese momento, que sepas que nunca te dejaré marchar y sólo te pediré una cosa que suena mucho mejor con Santi Campillo a la guitarra: trátame bien o "por fin" te tendré que comer. ¡Ñam!

XR


(M-Clan)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una más, una menos

No me digas que te bese, porque te besaré

Bajo el volcán... Y con el impulso del huracán