A cualquier otra parte…
No me digas que no tienes tiempo para hacer algo porque, aunque no lo sepas, tú dominas tu tiempo (y no al revés) para hacer con él todo lo que te dé la gana. No me digas que no tienes miedo a las alturas porque cada mañana que te doy los buenos días te produce vértigo. No me digas que no te gusta viajar porque cada noche haces miles de kilómetros hacia lugares maravillosos en los que, alguna vez, nos encontramos. No me digas que no te gusta que te haga cosquillas porque, aunque no las tengas, el mero hecho de tocarte, de acariciarte… ya te produce una sonrisa. No me digas que no hablemos porque son muchas las canciones que ya lo hacen por nosotros. No me digas que lo mejor es que nos distanciemos cuando intentas buscar mis palabras hasta en los lugares más recónditos. No me digas que no me dices nada porque es tu silencio el que no deja de hablar de mí, de ti… de nosotros. No me digas que tienes miedo porque “yo mataré monstruos por ti”… Sólo tienes que