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Mostrando entradas de diciembre, 2012

Entre el decir y el hacer...

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He vuelto. No es tan fácil deshacerse de mí, sobre todo, cuando tengo algo que decir.  Básicamente, en esta vida, estamos para decir y hacer . La forma, el lugar y la manera ya es cosa de cada uno. Decir y hacer...da igual el orden. Hay personas que hacen sin decir (éstas me gustan mucho). Hay otras que dicen sin hacer (éstas me gustan poco o nada). Pero las buenas buenas son las que hacen y, cuando es oportuno, también dicen con las palabras más precisas lo que tienen que decir.  Este año podría asegurar que ha sido uno de los más duros de mi vida en todos los sentidos: asuntos de familia, asuntos de trabajo, asuntos de salud, asuntos de amistad y, cómo no, de amor.  Sin embargo, en todos he dado la cara y he dicho y/o hecho lo que pensaba que tenía que hacer. Esto me ha hecho aprender y madurar muchísimo. Como consuelo, podría decir que es lo bueno de un mal año.  Algo que no me consuela lo más mínimo es la decepción que me han producido dos personas en particular en

¡Y verás como es posible nuestro amor!

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Ayer volví a jugar a tenis. Menuda rachita más buena llevo. Es, después del fútbol, el deporte con el que más disfruto. Exige calidad , concentración , habilidades y mucho de psicología.   Diría que es una terapia total de poco más de hora y media. Y el doctor es uno mismo . Solo yo puedo dominar mi estado de ánimo.   Y es que durante etapas del partido estás en la cima y otras totalmente derrotado porque no te sale nada. Lo gracioso de la situación es que sigues siendo la misma persona. Tanto la que acierta como la que comete un "error no forzado". Una vez aprendí que cuando algo no te sale, aunque lo hayas hecho, y muy bien, cientos de veces, debes relajarte y empezar a hacerlo fácil para recuperar esa confianza perdida. A partir de ahí va todo rodado.  Esto pasa en los deportes, pero también en la vida, en la amistad y hasta en el amor.  Nuestra cabeza es nuestro principal enemigo o aliado. Y os aseguro que si la tenemos de aliado todo nos irá mucho mejor. Por eso

Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas.

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Después de unos cuantos días de sequía, vuelve una corriente de palabras para quien se quiera mojar.  El sábado fue un día especial. En realidad, lo fue toda la semana pero el sábado se culminó el plan.  Os cuento. La novia de uno de mis mejores amigos quería hacer una fiesta sorpresa a este amigo (y, a la vez, su novio) por su cumpleaños y me cogió a mí como cómplice.  Evidentemente, acepté el caso.  (¡Cómo sabía  la puñetera que en el juego de  Policía y Ladrón yo era todo un experto cuando me tocaba la carta de Cómplice! Chica lista,si).  En fin, estuvimos unos cuantos días organizándolo para que la trama fuera perfecta y el "Poli Bueno" no sospechara que iba a caer en su trampa más letal: un sorpresa por su cumpleaños. Fue todo un éxito. Conseguimos reunir a 24 personas y, por arte de magia, humedecer los ojos de nuestro querido amigo cuando apareció en ese restaurante donde nos habíamos convocado minutos antes a su llegada.  A partir de ese momento t