Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas.

Después de unos cuantos días de sequía, vuelve una corriente de palabras para quien se quiera mojar. 

El sábado fue un día especial. En realidad, lo fue toda la semana pero el sábado se culminó el plan. 

Os cuento. La novia de uno de mis mejores amigos quería hacer una fiesta sorpresa a este amigo (y, a la vez, su novio) por su cumpleaños y me cogió a mí como cómplice. Evidentemente, acepté el caso. (¡Cómo sabía  la puñetera que en el juego de Policía y Ladrón yo era todo un experto cuando me tocaba la carta de Cómplice! Chica lista,si). 

En fin, estuvimos unos cuantos días organizándolo para que la trama fuera perfecta y el "Poli Bueno" no sospechara que iba a caer en su trampa más letal: un sorpresa por su cumpleaños.

Fue todo un éxito. Conseguimos reunir a 24 personas y, por arte de magia, humedecer los ojos de nuestro querido amigo cuando apareció en ese restaurante donde nos habíamos convocado minutos antes a su llegada. 

A partir de ese momento todo fueron risas, bromas, cánticos y anécdotas. Porque cuando se celebra algo no hay espacio para los momentos malos. Ésos no están invitados. 

En realidad, podría haber sido un cumpleaños más. Y no hubiera pasado nada. Sin embargo no lo fue, y pasó mucho. 

Y es eso lo que tiene la ilusión por sorprender. Cuando quieres hacer algo hermoso o memorable para otra persona, todos se vuelcan. Es una solidaridad de esas que, en su sentido más literal de la palabra, no cuesta nada. Bueno sí. Cuesta no ser solidario. Es más, te da rabia no serlo porque sabes que el momento va a ser genial. Y porque, además, no quieres perderte la cara de tu amigo con el nuevo alias "el Poli Bueno sorprendido".

En fin, pienso que uno de los platos más exquisitos de esta vida (superando, incluso, ¡al arroz al horno!) es la Sorpresa.

No conozco a nadie a quien no le guste (aunque no lo digan en voz alta) y a muchos que lo recomiendan. Sí que tengo que reconocer que, aunque a veces es un plato complicado de preparar, siempre merece la pena. 

En realidad es como el arroz o la pasta, que puede presentarse con ingredientes de lo más variados. Y con cualquier guarnición están ricos. 

Debemos tener en cuenta que no es lo mismo cocinar un plato Sorpresa para un familiar, para un amigo o para ese "Angelito sin Alas que te echa a volar". 

Es imprescindible dar ese sabor tan particular a cada uno de ellos. Y lo más importante, hacerlo con todo el cariño e ilusión del mundo. Eso sí, el plato debes cocinarlo de forma que le guste a él, no a ti. 

Es como invitar a alguien a cenar a tu casa y todo lo que le pongas sea verdura sabiendo que no come ensalada ni... Sentido común, amig@s. 

Confieso que soy muy de preparar este plato. Unas veces ha gustado más que otras pero, oye, yo voy a seguir cocinando. 

Y vosotros, ¿cuántos platos Sorpresa habéis preparado en esta vida? Espero que os haya entrado hambre y empecéis a pensar con quién vais a compartir vuestra próxima exquisitez.

XR



Conclusiones con patatas deluxe:

- Los malos momentos nunca están invitados a una fiesta, sea sorpresa o no. Ellos se lo han buscado. 

- Sorpresa no es una monja* que se llama Presa, pero casi.  Es buena, es solidaria y es todo corazón. Aunque para nosotros, a partir de ahora, también es un plato de 5 tenedores.

*Hermana en francés es "soeur", de ahí que a las monjas se les llame Sor en castellano. 


- La ilusión de sorprender: Proyecto Inicial de la Carrera de tu vida. Ojo que nunca acaba. Ni nadie te va a poner nota. Pero si "te lo curras" harás feliz a mucha gente. ¡Suerte y constancia!

- La sorpresa es suya, no tuya. Tú ya sabes lo que te gusta. Sorpréndete cada día. Pero si lo haces a otra persona, asegúrate de que quien se va a quedar empachado es ella. 

- Si juegas conmigo, que también sea a sorprenderme...










Comentarios

Entradas populares de este blog

Una más, una menos

No me digas que te bese, porque te besaré

Bajo el volcán... Y con el impulso del huracán